he perdido el último tren
y me han dejado los gorriones
sus nidos vacíos de porcelana.
Han volado hasta mis ilusiones!
por pasarme el verano mirando
como todos iban y venían
-un sueño hipnótico, por cierto-
los trenes han bordado caminos
lejos de mi alma
y de los gorriones guardo
quizás
alguna pluma
Se me pasó la vida
siendo el árbol de la estación;
mis versos se los llevó el viento
en medio de la corteza
guardo profundo un anhelo:
que de esos versos surjan mis hijos
con la estampa de la soledad.
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